CLARO QUE HAY SOLUCIÓN, SÓLO QUE AÚN NO LA HAS ENCONTRADO

lunes, 26 de septiembre de 2016

La guerra por el dulce

Yo no sé si será éste tu caso pero en el mío, es la única guerra que pierdo una y otra vez. Aunque también es la guerra que pretendo ganar algún día a base de encontrar fórmulas para vencer el deseo de comer dulce. Este deseo viene arraigado por una costumbre y por una pescadilla que se muerde la cola. La costumbre tiene que ver con eso de tomar siempre algo dulce de postre. Tengo 43 años y durante todos esos años (puede que un poco menos, pongamos 40), después de comer había que tomar algo dulce. Durante un tiempo fue una fruta. Luego leí que la fruta después de comer produce alcohol por la fermentación. Entonces fue un yogourt. Después empecé a pelearme con los lácteos (otra batalla en ciernes que me acaba de recordar que he mentido al principio del artículo). Y después han sido alternativas fallidas con azúcares discutibles.

En cuanto a la pescadilla... dicen que cuando tomas azúcar tu cuerpo se vuelve adicto. Se considera la droga del siglo XXI y que dentro de unas décadas estará tan castigada como el tabaco pero que ahora es legal y mi lucha más poderosa.

En mi intento de solventar ese deseo por lo dulce he llegado a hacer sustituciones interesantes. Por ejemplo, podéis ver mi último descubrimiento. Eso que veis son galletas de avena sin azúcar (mezclo harina de avena con leche de avena y horneo) con mermelada sin azúcar (en vez de cocer la fruta en agua con azúcar lo he cocido en un zumo de una fruta que sea muy dulce como por ejemplo manzana, uva o melocotón). El resultado no tiene más que el azúcar de la fruta y cumple bastante bien su función de satisfacer las ganas de dulce. Es posible que veas estas galletas y te parezcan poco comparables a un gofre de chocolate, pero te aseguro que sacian bastante las ganas de dulce. Su azúcar es la más natural posible. No es ganar la guerra pero sí una buena batalla.

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