CLARO QUE HAY SOLUCIÓN, SÓLO QUE AÚN NO LA HAS ENCONTRADO

viernes, 30 de septiembre de 2016

Hoy, que le den viento fresco a la dieta

¿Alguna vez has pensado así? ¿Alguna vez te has sentido triste por algo que te ha pasado y has mandado a freír espárragos (nunca mejor dicho) a esa dieta que te atormenta y te has comprado una palmera de chocolate? Si alguna vez has hecho eso, entonces te ocurren dos cosas importantes:

La primera es que tu falta de firmeza está íntimamente ligada a tus emociones y la segunda es que la dieta no la has elegido libremente sino que ha sido impuesta y las dos cuestiones se pueden solucionar.

Voy a empezar por la segunda cuestión porque es más fácil de resolver que la primera. Si te pones a escudriñar sobre la dieta que estás haciendo ahora mismo, ésa que has enviado a freír espárragos, te darás cuenta de que hay algo en ella con la que no estás de acuerdo. No amas la dieta que estás llevando, no es tu dieta, hay algo que no funciona en ella porque no crees en la dieta al cien por cien, no por resultados sino porque si así fuera, en tu momento de tristeza, en vez de tomar la palmera de chocolate, optarías por tomar algo más acorde con el estilo de vida que has elegido. Así, pues, para evitar romper con la dieta que te han impuesto desde fuera deberías empezar por llevar a cabo elecciones propias, compromisos contigo misma que están cargados de ilusión. Y la forma de romper con esta directriz es decidir qué va a entrar en tu cuerpo y qué no y tratar de ser lo más firme posible.

Si consiguieras resolver esa cuestión, la anterior planteada no sería un problema, es decir, si lograras tener un compromiso personal con lo que tú has decidido comer, el que algún día estés triste o te sientas derrotada, aunque eligieras relajar tu dieta, no sería tan grave pero ese nexo también debe romperse y se puede hacer desde dos perspectivas: si la tristeza me hace comer, entonces debo estar lo más alegre posible y eso implica autovalorarse, animarse, divertirse, encontrar la coherencia entre la vida que tienes y la que quieres... luchar contra todo aquello que te produce ese estado.

La otra forma de cambiarlo es rompiendo ese nexo entre tristeza-dulce y se me ocurre que, de forma consciente, cuando te sientas triste, hagas ejercicio. El ejercicio estimula la serotonina y eso te animará en el momento. Un buen ejercicio es bailar. Si consigues cambiar el hábito de comer dulce para convertirlo en el hábito de bailar... imagínate el impresionante cambio que ocasionarás en tu vida. Imagina todos los momentos tristes que habrás transformado en alianzas para ti. Yo me apunto a la idea ¿te animas? Pues si algún día estás triste y a punto de caer en esa inercia terrible escríbeme... a lo mejor conseguimos invertirla.




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